Monday, April 23, 2018
De box y amor (décimo asalto de desamor)
Y es que a cierta edad hay al menos dos cosas que ya deberían estar prohibidas por ley, plasmarse en la constitución, una, es enamorarse y la otra, practicar algún deporte extremo y de alto impacto algo así como es el box, pero que ha de tener nuestra naturaleza humana? que todavía nos sigue gustando el arriesgar el físico, el rostro y el corazón, desde que recuerdo, siempre fui bueno para los trancazos, para el madrazo limpio, peleas de la secu, patizas de slam, pero también desde que recuerdo he sido igual de malo para enamorarme y todavía mucho peor para desenamorame, pierdo por knock out y casi siempre desde el primer round. Si termino de pie la pelea, he perdido por unanimidad.
Se me ocurrió practicar formalmente el box, empecé y me gustó, el acondicionamiento físico, el ejercicio, las endorfinas, el desgaste, la rutina, me han caído muy bien, me cansa y relaja, he bajado de pesado y duermo como san Fermín por las noches, pero espera, el fin principal, lo que es la meta del box, es la pelea, la confrontación, y otra vez, es algo así como en el amor también, hay que saber cómo dar y aprender cómo recibir o que dar y que esperar, o más bien como no recibir más cada moquetazo frontal, que los impactos sean los menos, como en el amor, el que gana es quien mejor usa la cintura, y evitar a toda costa acabar en la lona o con los ojos cerrados. Por alguna irónica razón cada que peleo me fracturan, me fisuran, me lastiman o me revientan el costillar izquierdo, ya está lastimado si, ahí justo en la zona que cuida el corazón, la mendiga adrenalina que disfraza el dolor y lo transforma en acción, hasta que te enfrías, se enfría la relación, termina el último round, y termina con eso el amor.
El boxeador es un solitario y loco, estar sobre la lona del ring es un momento de soledad por convicción, de mucha decisión, el desenamoramiento es similar, es un acto de contrición, y cuando bajaste la guardia, es cuando el recuerdo te arremete un tremendo madrazo, un jab y si puede hasta dos.
Pero eso si, en el box hay que prepararse, entrenar mucho, trabajarlo, ejercitarse, hasta llegar a cierto peso, cuidar tu dieta, tus carbohidratos, tu hidratación, pero en el maldito amor nadie te prepara ni te entrena, te llega el upper cut sin aviso, sin sparring, sin protector bucal, sin careta, sin concha, hasta sin guantes ni guanteletas y te vas de bruces, te vas de banda, te vas con el hocico floreado, con la nariz reventada, no es nada comparado recibir el guantazo seco de cuero en la mandíbula cuando ya perdiste en lo que para ti era el amor.
Por eso les digo con oficio, conocimiento de causa y circunstancia, que es que cierta edad, a nuestra edad hay al menos tres cosas que ya deberían estar prohibidas una, es enamorarse y la otra, practicar box y la tercera desenamorarse sin morir en otro intento.
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