Amor, perdón.
Mis mejores intenciones solo expusieron lo peor de mis expresiones y de mi ser. He venido haciendo luz de gas, como lo dices bien en tu publicación de tumblr, pero de pronto cuando más seguro estaba, más fácil fue caer, yo te deje sola y te ofendí, yo te expuse cuando más nos necesitábamos, yo te fallé cuando más certeza de mi buscabas, mi mayor desastre fue creer que yo era otro, y era en realidad el otro yo que mas necesitabas, no era suficiente pensar que contigo sería el que yo buscaba y anhelaba, que podría dejar atrás todo eso que me merodeaba, que sería contigo lo que tú esperabas. Asumí con ilusión que tú sonrisa bastaba, que tus manos de mi pasado me apartaban, que tu piel me cubría y me tapaba, pero con todo eso no bastaba.
Y lo lamento profundamente Fer, te hice daño lo sé y acabé dañándome también, te mentí y acabé mintiéndome, te fallé y acabé fallándome. Mi disculpa es sincera, tardía pero honesta, me sale de adentro, pero no es suficiente, mi disculpa es para ti y para mi también pero ya no sirve ni en la autopsia de un amor ahora descompuesto, huérfano, de una relación acabada, de un cadaver sin sepulcro que vaga en mi cabeza y en mi mente haciéndose por momentos difuso entre pensamientos saturados de remordimientos buscando un perdón que ya solo existe tan solo de palabra, buscando algo del cariño que tú me diste. Mi mayor error fue no confesarte que vivía con un abismo cerca de mi, que alimenté por años que decidí abandonar, y dejarlo ahí, pero ese abismo ni me abandonó ni salió nunca de mí, y si lo traté de ocultar de ti es porque nunca estuve orgulloso de ello, y quería que nunca te alcanzara, y en ese afán cometí toda una retahíla de errores, todos imperdonables. Me busco perdonar, me quiero perdonar, no es fácil ser juez y parte cuando siempre me he consentido hasta cuando se que estoy mal. Pero si puedo, me levanto fuerte y puedo, con la misma fuerza con la que caí y me estrellé me impulso para verme crecer, reaprender a respetar, ojalá de verdad también tú lo puedas ver.
Mira Fer, aprendimos en este tiempo fugaz a caminar juntos de frente, mirando de vez en cuando hacía atrás, veníamos de la mano solo para hacernos más fuertes, para agacharnos solo para esquivar lo que podía estar mal y para no lastimarnos nunca, eso en teoría estaba de más.
Lidiamos con la rudeza y con nuestra propia fuerza, aprendí contigo a usar la voz como una destreza, y el corazón como nuestra gran fortaleza, el agravio que te endose sin verificar, perturbó todo lo bueno que teníamos desde el inicio hasta el final, y ahora nos damos cuenta que vamos acelerando como en una espiral de gravedad.
Te hice daño de manera injusta, te hice mal por mi egoísmo, dañé mi amor por confundirlo, al final me hice pedazos solo yo mismo, soy la hoja doblada de la que hablabas, nada puede recuperar lo que debió prevalecer intacto.
Verás Fer, en mi pasado que creía por error solo mío, han habido veces que me sabía abandonado al beneplácito, al vicio, a la música y a la concupiscencia. Pero tuvimos la bendición de no encontrarnos antes, ni encontrarnos después, sino cuando fue necesario, querido y muy aprovechado, aprovechado y ahora desperdiciado.
Ya sé que los elogios ya no se usan en el mundo postmoderno de hoy, pero contigo dan ganas de ser anticuadisimo, poco neutral, y hasta casi cursi, se puede decir que bastante ordinario. Pero lo ordinario no te apetece, lo anormal no lo mereces, mereces solo lo mejor de mi que ahí sigue creciendo para ti.
Amor, siempre que te dije un te amo ha sido sintiendo que si es real, que para mi era de verdad, y nos aventuramos en ese viaje trepidante intenso y desvariante sin saber nunca el camino ni los pasos para regresar.
De verdad lo siento, y por regresar contigo te juraría lealtad y juraría y escogería otra vez que no volvería a pasar
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