El capitán John Grubb-Matthews era uno de los más experimentados, sino es que el mejor capacitado de su generación para viajar a través del tiempo, el mareo que le seguía inmediato al salto cuántico casi había desaparecido con el paso de los años y con la práctica, así como las náuseas al respirar un aire más espeso o menos denso, dependiendo de la época que le tocará visitar, su estómago se había acostumbrado a los diferentes sazones, a los contenidos calóricos y a las cantidades variables de grasa en la preparaciones de alimentos a través de los años, así como el resto de molestias comunes, ya eran parte de su pasado real.
Hay muchas ventajas de no saber que se puede viajar por el tiempo, porque no estas consciente de los hechos que si ocurrieron pero que fueron cambiados, borrados, sustituidos por otros y nosotros aún no lo sabemos, que vivimos en un estado virtual, una historia alterna, artificiosa y sutilmente modificada, acontecimientos que para nosotros serían comunes, que son parte de nuestra historia básica, y oficial como los asesinatos de los Kennedy y de Lincoln los cuales fallaron inicialmente, es más, no sabríamos que el tercer Reich si ganó la Segunda Guerra, que nunca nos dimos cuenta como fue que la Guerra Fría no fue tan fría y que muy por el contrario, fue el enfrentamiento armado de mayor escala en la historia de la humanidad con un número incontable de pérdidas humanas, considerando es más, con la desaparición de algunas naciones, ocasionados por los feroces y encarnizados ataques como nunca antes la humanidad había visto, ni recordará; así como también nunca supimos que las fuerzas de Santa Anna no perdieron el conflicto de Texas, que el hombre si llegó a la luna pero después de muchos más intentos de los que ahora sabemos que existieron, pero que fueron re-escritos y suplantados por los que conocemos, o que tal que el ataque a las Torres gemelas no tuvo inicialmente el efecto devastador que la historia popular nos enseñó sino que los ataques se tuvieron que repetir una y otra vez, hasta ser perfeccionados, es de alguna manera aceptable el pensar que si no sabemos que se ha viajado por el tiempo, que si ignoramos el como es que se han alterado muchos acontecimientos que nos han o habrían afectado, daremos por hecho de forma concluyente que no se puede viajar por el tiempo, que seguirá siendo simple ficción, soñando, esperando a que "alguien del futuro nos venga a informar lo contrario" vaya sorpresa, cuando resulta que ha sido una práctica común y constante, si es que se nos permite la expresión.
El capitán John ya piensa en el retiro, pero ¿quién puede pensar en el retiro cuando estás metido en el negocio del tiempo?
Si, pero es un retiro no oficial, ya no siente esas náuseas naturales por el viaje, no, pero le enferma todo lo que entiende, aún con su formación militar y la preparación mental propia de su entrenamiento, ha perdido mucha de la fuerza emocional para llevar a cabo un viaje más. Está llegando al hartazgo, ya no le encuentra sentido a lo que hace, es por eso, que está planeando un viaje final, pero está confundido, por un lado, él quisiera ir más allá, loas adelante que se pueda, al final de los tiempos, para ver como acaba todo, para ser el último testigo, le intriga y es una idea bastante apetecible, pero de cálculo complejo, ya que no hay una garantía que realmente sea el final, no tiene forma de saber si ya han mandado a alguien todavía años más allá, las misiones no se comparten, es información confidencial que no se comparte, y a pesar de hacer un elaborado análisis detallado, al final parecería un mero cálculo empírico, es como apuntarle a un blanco en movimiento, y eso lo desanima, sería un viaje sin regreso, desperdiciado, sin valor, pero por otro lado, lo piensa de nuevo, tal vez sería mejor regresar al pasado donde todo se originó y resetear la historia por completo, acabar con el primer viaje que modificó la primera vez, regresar a ese punto histórico donde pueda exterminar la naturaleza humana, cortar de raíz, la ambición, la ansiedad, la violencia, la manipulación y la destrucción. No le parece tan mala idea, no suena tan mal, como colofón de su propia existencia considerando todo lo que ha estado haciendo estos años, sólo tendría que ser precavido, mantener la discreción, y calcular que año o que época es la correcta, y ejecutar.
Habiendo tantas opciones en la línea del tiempo, y en esa materia, el es todo un potentado; por un momento se siente un dios, se auto halaga, se siente con un poder que había tenido siempre pero que no había disfrutado hasta ahora y se convence poco a poco, está resuelto, ya identificó el día y la hora exacta, el lugar y lo que hará al llegar, todo fina y fríamente calculado, no ha querido decir nada aún, fija la ruta, enciende los propulsores, está a un impulso de la ignición cuando inesperadamente siente un impacto violento, y un chorro de calor se deja sentir escurriendo por la cabeza y del pecho, aunque dura pocos segundos, para el escurre el tiempo más de lo que han durado todos sus viajes, va perdiendo la respiración y sin fuerza se desploma sobre un viscoso charco marrón de su propia sangre y tal vez de otros fluidos de la misma máquina, lubricantes, combustibles, es difícil de distinguir, se desploma con un plan a medias, con una ilusión incumplida, con una lágrima llena de frustración, con el último aliento.
A lado del cuerpo que termina por quedar inmóvil, el teniente Helder Pereira reporta que ésta vez, si pudo llegar a tiempo para evitar que Grubb hiciera ese viaje definitivo; Pereira se va a casa, satisfecho, al final de cuentas es otro día más en el trabajo.